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Transmitir la fuerza a los discos
El líquido de freno es parte del sistema de freno hidráulico de un vehículo. El principio detrás es bastante sencillo. Los líquidos no se pueden comprimir al contrario que los gases. Por tanto, si se ejerce presión sobre un sistema de tubo lleno de líquido, entonces se transmite dichas presión casi completamente. De este modo llega la presión que ejerce sobre el pedal de freno a través de este líquido como fuerza de presión a los forros y al disco de freno.
El camino de la fuerza de frenado
La fuerza de frenado comienza en el pedal. Ya en este punto se aumenta la fuerza debido a un sistema de palancas. El pedal de freno abre, además, una válvula de vacío que usa la presión natural del aire para multiplicar la fuerza de frenado. Este es el servofreno que se encuentra generalmente en el compartimento del motor en forma de gran lata negra. El servofreno actúa ahora sobre el cilindro principal. Aquí comienza el sistema lleno de líquido de freno. La presión se transmite del cilindro principal a través de las tuberías de freno a los cuatro cilindros de freno de las ruedas. Desde allí se conduce la fuerza a través de los pequeños cilindros hidráulicos de las zapatas o los forros de freno hacia los tambores o los discos de freno.
Daños en el sistema de freno
El líquido de freno tiene por supuesto una gran importancia en el sistema de transmisión de fuerza. Si falla, las consecuencias inevitables para la seguridad del vehículo son desastrosas. La fuerza de frenado se puede perder de dos formas: por daños en el sistema de freno o por la antigüedad del líquido de freno. En el sistema de freno se pueden desgastar con el tiempo los tubos y las juntas. Los tubos de freno está hechos de cobre y se oxidan, si no se protegen. En tal caso se pierde aceite y ya no se transmite la fuerza adecuadamente al sistema de freno. Las juntas del cilindro principal y las de las ruedas también pueden verse perjudicadas. El aceite de freno es algo ácido y puede corroer, por tanto, poco a poco las juntas de goma de los pistones. El mayor desgaste en el sistema de freno lo sufren los forros y los discos o tambores de freno. El aceite de freno también se pueden estropear con el paso del tiempo. Este líquido también ha de transmitir la fuerza fiablemente a altas temperaturas como las que pueden generarse en los cilindros durante el proceso de frenado. Por esta razón, no se usa agua en los sistemas de freno. Desgraciadamente, el aceite de freno es higroscópico. Esto quiere decir que, al igual la sal o el azúcar, atrae humedad. Un aumento del contenido de humedad puede tener graves consecuencias para los frenos si se supera un valor determinado. Las altas temperaturas que se generan en el proceso de frenado pueden provocar que el agua empieza a hervir y pase de estado líquido al gaseoso. Gases pueden comprimirse al contrario que los líquidos. Esto puede provocar que la presión de frenado falle de repente.
Indicaciones sobre el líquido de freno
El contenido de humedad es esencial para determinar la calidad del aceite de freno. Si el aceite ya es muy viejo, su color cambia de marrón claro y verde turbio. Si este es el caso, la dilución ya ha avanzado mucho. Incluso si aceite de freno todavía tiene buen aspecto, la humedad ya puede haberlo vuelto inservible. Solamente mediante un test se puede aclarar el estado del aceite de freno. Los dispositivos correspondientes se pueden adquirir en el mercado a partir de 10 a 50 euros. La mejor época para revisar el aceite de freno es al principio y al final del invierno. Por tanto, se pueden combinar fácilmente con el cambio de los neumáticos. Aparte de controlar la cantidad de humedad del aceite de freno, también se revisa su nivel. Si el sistema funciona perfectamente el nivel de aceite no varía. Por tanto, si se detecta una pérdida, se ha de revisar inmediatamente todo el sistema de freno. Se ha de encontrar y reparar la fuga antes de volver a la carretera. Añadir el aceite que falta no es una solución adecuada en este caso. Para cambiar el líquido de freno se ha de ventilar el sistema de freno completo. En este punto no se pueden cometer errores. Si no se dispone del conocimiento y de las herramientas necesarias, se debe acudir sin falta a un taller profesional. Un sistema de freno revisado y reparado proporciona al conducir la sensación de seguridad necesaria.